top of page

Fuera de libreto

  • Foto del escritor: Belén Caccia
    Belén Caccia
  • 24 nov
  • 3 Min. de lectura

ree

¿A que hay días en los que te levantas con la épica energía de una heroína de Lorca —mujeres que sienten, luchan, arden y no piden permiso—… y otros en los que no sabes ni dónde dejaste las llaves, el móvil o la dignidad? Y aun así, ahí estamos: cruzando una avenida de la ciudad como si nos hubieran contratado para protagonizar el tráiler de nuestra propia vida.


Porque eso sí: aunque la existencia sea un caos, cada día nos regala un momento digno de aplauso. Hay que parar para encontrarlo. El tema es que a veces sentimos que no tenemos tiempo ni para eso.


De vez en cuando tenemos que frenar, aunque sea medio minuto, para no convertirnos en seres que solo rellenan formularios, ponen sellos y preguntan lo justo. Potenciar la emoción, el riesgo. Buscar algo que nos haga decir: “¡ay, qué maravilla!”.



ree

Y ojo, las maravillas no tienen por qué ser épicas:– Ese señor del autobús que te guarda el asiento y te sonríe como si te conociera de toda la vida.– La primera cucharada del café de la mañana que te reconcilia con el ser humano.– La luz que entra por la ventana como si fuese la iluminación del final de una obra en el Teatro Real.– La carcajada inesperada que sueltas en mitad del pasillo del supermercado.


¿En qué momento hemos empezado a vivir en modo piloto automático?

¿Cuándo dejamos de improvisar, de jugar, de mirar al otro y decir: “vamos a hacernos la vida un poquito más divertida”?


No dejamos de jugar porque nos hacemos viejos; nos hacemos viejos porque dejamos de jugar.”

Bernard Shaw:



En mis clases de teatro siempre digo lo mismo —y no veo la posibilidad de dejar de hacerlo nunca—: el mundo es un escenario. Y no para hacerlo perfecto, sino para hacerlo vivo. Ya lo defendía Grotowski cuando hablaba del teatro pobre: lo esencial no es la escenografía, sino la presencia.

ree

Y si te da vergüenza, mejor. La vergüenza es señal de que estás haciendo algo que te importa. Luego ya veremos cómo vivirla sin sufrirla. Cómo pasar de los nervios que te quitan las ganas de hacer algo a los nervios que te recuerdan que eso que estás por hacer te produce emoción, te supone un reto, un desafío. Que te confirma que estás vivo o viva.


“Lo maravilloso de improvisar es no saber lo que vendrá.”

Keith Johnstone


Esa frase es una brújula. La incertidumbre no es enemiga: es combustible.

Todos somos dignos e indignos un ratito al día. Felices e infelices. Bonitos y feos. Luminosos y torpes.


No te castigues por no poder hacerlo todo o por no hacerlo “como deberías”. Inténtalo.


ree

A veces nos fustigamos por fracasar… sin haber empezado siquiera aquello que tememos hacer.

Y no, no estoy sugiriendo que te tires en paracaídas cuando te cansas solo de correr el autobús, o que te animes a hablarle a la novia del grandullón que practica boxeo.

Digo que, como mínimo, puedes planificar pequeñas cosas que creas que te harán feliz:– Poner el despertador para ver un amanecer.– Dejarte una tarde libre y apagar el teléfono para pasear en paz con tu perro.– Prepararte una cena bonita aunque vivas sola.– Llamar a alguien que echas de menos desde hace meses.

(Lo de la novia del boxeador no lo descarto, pero solo si de verdad crees que te va a hacer muy, muy feliz.)


Así que aquí va mi invitación de la semana:

Haz hoy algo que te saque un poco del libreto.Aunque sea mínimo. Aunque sea absurdo. Aunque sea cantar en la ducha una canción que no te sabes o atreverte a decir algo bonito sin temblar.


Porque, al final, lo que queda no es el papel que nos dieron, sino las escenas que nos atrevimos a improvisar.


ree



@belencaccia




ree


Comentarios


  • Facebook
  • Instagram
  • YouTube
  • Twitter
1.png
bottom of page