Uno no elige qué sentir o en qué creer, pero sí puede elegir qué hacer al respecto.
Los sentimientos son automáticos y por lo tanto muy difíciles o hasta imposibles de controlar. Sentir es inmediato, pensar requiere algo más de tiempo. Es más elaborado pero no más potente. No siempre sabemos diferenciar los sentimientos de las emociones.
Cuando haces o dices cosas puedes dar determinadas impresiones en la gente que lo ve o lo escucha. ¡Incluso con una publicación en las redes sociales!
Si logras generar determinadas emociones, conmoverlos, motivarlos, ilusionarlos, alegrarlos…estarás dejando una huella en ellos/as, mucho más fuerte que cualquier dato que puedas otorgarles, sea una estadística súper interesante, o un chisme de lo más jugoso. No es lo mismo emociones que sentimientos. Aunque generar cualquiera de las dos supone un logro en tu comunicación.
Por lo general las emociones tienen una duración menor que los sentimientos, y son las que impulsan y motivan a las personas a actuar. Son más cortas pero también más intensas.
Los sentimientos son bloques de información integrada, síntesis de datos de experiencias anteriores que ha vivido la persona, de deseos, de proyectos y del propio sistema de valores y si logras conectarte con ellos, llegarás a la fibra más sensible del otro. Es necesario prestar atención a las demás personas, y a la vez e indispensablemente, ser auténticos/as, sinceros/as y profundos/as en el mensaje.
No te plantees decir algo para conmover, más bien busca algo que te conmueva y que quieras compartir.
Se pueden entender los sentimientos como un estado subjetivo de la persona que se produce como resultado de las emociones que le provocan algo o alguien.
Son un estado de ánimo afectivo y por lo general son de larga duración. Podría decirte que es una guía interna de cómo la persona dirige su vida y se enfrenta al entorno.
Tú tienes el poder de transmitir tus emociones y sentimientos a los demás, a través de tus ideas, de tu discurso, de tu arte, de tu trabajo, de tu accionar en la vida cotidiana, o de lo que se te ocurra.
A veces adrede a veces sin querer.
Lo que verdaderamente considero importante como comunicadora y formadora de comunicadores/as, es que seas consiente de ese poder y lo uses con amor y responsabilidad.
Incluso un “buenos días” o una sonrisa, muchas veces son suficientes para alegrarle el día a alguien. Imagínate el poder que puede llegar a tener una acción con consecuencias más abarcativas o profundas.
Seguimos en contacto.
Belén
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